Cuando tenemos una avería solemos agobiarnos, a veces demasiado. Y claro, los nervios y las prisas no son buenos consejeros, sobre todo porque no nos dejan pensar de manera racional. Parece que nos pusiéramos un casco y únicamente mirásemos hacia el frente, limitándonos la visión periférica. Por eso cuando sufrimos una avería lo que hemos ...