VENTAJAS DE UN MEDIDOR LÁSER SOBRE LA CINTA MÉTRICA TRADICIONAL

La misma tarea rutinaria que antes se hacía en las obras de construcción para comprobar in situ las mediciones realizadas en proyecto pronto pasará al olvido. Hasta hace bien poco, el arquitecto elaboraba el proyecto de un edificio, acotaba todas las superficies y alturas de las estancias, y a partir de esas mediciones el constructor construía el inmueble. A continuación, la dirección facultativa de la obra iba con las empresas subcontratas realizando el recuento de los elementos que ésta había instalado o ejecutado.

Una de las tareas más denostadas era volver a medir el edificio completo; todas las habitaciones, pasillos y zonas comunes tanto exteriores como interiores, para verificar lo ejecutado y ver qué diferencias había con el proyecto original. Esta labor de medición se solía llevar a cabo por dos personas, utilizando una cinta métrica, anotando las cifras y discurriendo sobre la marcha cómo medir las alturas o cómo salvar obstáculos como tabiques o escaleras.

Afortunadamente, los avances técnicos han llegado también al sector de la edificación, y este trabajo que suponía tener a varias personas ocupadas durante varios días, hoy puede ser realizado por una sola persona rápidamente, y en una única jornada de trabajo.

La novedad radica en la incorporación del Medidor Laser que, gracias a su tecnología de medir distancias hacia el lugar donde impacta su rayo luminoso, permite tomar dimensiones y cotas de manera automática, solo con apuntar y apretar un botón. Y no necesitaremos que nadie vaya corriendo hacia el final de la pared para sostener el otro extremo de la cinta y gritarnos la medición.

El medidor laser ha nacido para hacer la vida del operario más sencilla, porque incorpora las funciones de distanciamiento, calculadora y memoria interna en un solo dispositivo que cabe en cualquier bolsillo. Esto significa que no tiene que esforzarse para tomar las medidas. Desde un mismo punto puede dirigir el haz luminoso hasta una pared, luego hasta otra para tomar más distancias y con ello medir superficies y volúmenes. Incluso puede guardarlos en su memoria las tareas ejecutadas, para que no tenga que perder tiempo en anotaciones.

Aunque el mayor beneficio lo tienes a la hora de realizar mediciones de alturas, pues puedes apuntar el láser hasta el tejado de un edificio de varios pisos de altura y obtener la medida exacta en un segundo, cosa impensable hace unos años. Y no solo eso, sino que su tecnología permite determinar inclinaciones, ángulos y distancias por tramos, por lo que tenemos un “todo en uno” que nos cabe en la palma de la mano.

Además, sus baterías recargables permiten su uso prologando sin tener que cambiar las pilas. Es en definitiva un buen adelanto técnico que permite una toma exacta de dimensiones sin margen de error, porque un láser siempre será más fiable que una cinta métrica que sufre dilataciones al cabo de los años, por los usos continuos  de extensión y recogida.