Cuando son necesarias las clases particulares

Si tu hijo no hace las tareas y cada tarde cuando llega del colegio se convierte en una pesadilla porque no consigues que se centre en sus obligaciones, seguro que alguna vez has pensado que debería asistir a clases particulares. Pero esta elección no debe tomarse a la ligera, sino que se deben evaluar previamente las dificultades del alumno y la conveniencia de un profesor particular para que pueda ayudarlo a aprobar y seguir el ritmo de la clase.

Existen padres que dedican una hora diaria para hacer las tareas con sus hijos y a enseñarles a solventar sus carencias escolares, siempre y cuando tengan la paciencia y los conocimientos necesarios para que esa hora de estudio no se convierta en una discusión. Sin embargo, tampoco se debe abusar de las clases particulares, ya que su aportación estaría justificada únicamente en ciertas situaciones típicas como las siguientes:

  • Retraso notable en el aprendizaje.
  • Capacidad mínima para el estudio.
  • Dificultad para el aprendizaje.
  • Actitudes negativas hacia el estudio.
  • Carencias de hábitos de trabajo o deficiencias en el método de estudio.
  • Conflictos continuos derivados de estos problemas.

En el colegio deben estar al corriente de las dificultades escolares que presenta tu hijo, aunque debido al elevado número de estudiantes, los tutores no pueden solventar ciertos problemas. Cuando los padres y el colegio han agotado sus recursos se puede recurrir a clases particulares, pero ¿cómo contratar a la persona adecuada? Una mala elección puede agravar el problema del estudiante.

Los padres deben saber que no es suficiente que el profesor particular posea conocimientos sobre las materias en las que el estudiante necesita ayuda, sino que es necesario que sepa enseñar a estudiar a través de técnicas organizativas para ser responsable y perseverante. Además, las clases particulares deben estar en consonancia con las clases lectivas del centro escolar para que el profesor conozca el nivel de trabajo y de exigencia.

Las actividades deportivas, culturales o de ocio también benefician al alumno, por ellono se deben descuidar las actividades extraescolares que permiten una forma distinta de aprendizaje para el niño. No deben sustituirse por las clases particularesni por el ocio familiar, sino por actividades que no benefician al estudiante como el tiempo que pasa viendo la televisión o jugando a la consola.