Los sentidos de los perros

El perro tiene los mismos sentidos que el humano pero no funcionan igual. Los sentidos en el perro están adaptados a los de un depredador que tiene que recorrer diariamente grandes distancias para procurarse alimento, cazando con sus mandíbulas a sus presas.

Para percibir a una potencial presa, el perro, igual que su antecesor el lobo, utiliza en primer lugar la vista. Aunque el sentido de la vista en los perros no es tan preciso como el nuestro y no percibe la misma gama de colores sino que lo ve todo en un tono azul verdoso, es muy sensible al movimiento, sobre todo al amanecer y al anochecer.

Si la vista no le proporciona la percepción de una presa, el perro afinará su oído, mucho más potente que el nuestro. Capaz de percibir sonidos en frecuencias altas que nosotros no percibimos, que le permiten escuchar los sonidos de los roedores escondidos en la maleza.

Si el oído tampoco basta para garantizar localizar el alimento necesario, el perro usará el que sin duda es el sentido canino por excelencia,  mucho más desarrollado que el nuestro: el olfato. Un perro es capaz de seguir el rastro de un animal que ha pasado por un determinado lugar días antes. Y no solo eso, puede diferenciar lo específico del olor de ese animal. El olor a joven o a viejo, a macho o hembra, a sano o enfermo, a asustado o relajado, etc… Es este sentido de lo ” invisible”  el que más aprovechamos los humanos en beneficio propio en el adiestramiento de perros. Adiestramos perros para detectar droga o explosivos escondidos en lugares que no se pueden ver, para detectar acelerantes del fuego, identificar sospechochos o encontarar personas desaparecidas, por ejemplo.

El universo de la nariz canina es en gran parte desconocido pero nos permite percibir con nuestro ojos algo que estaba escondido.