Lo natural está de moda, eso no lo puede negar nadie. En efecto, conforme hemos ido avanzando y descubriendo lo que la tecnología nos aporta, nos hemos percatado de una verdad absoluta: lo de antes molaba más. Por eso se puede afirmar sin ningún temor a equivocarnos que lo auténtico, lo que conforma la raíz de nuestro aprendizaje, lo que nos ha hecho ser lo que somos, todo eso lo sabemos apreciar ahora muchísimo más.
Por ejemplo, vamos a pensar por un momento en los corchos para botellas de vino. Quizá pienses que en este aspecto hay poco que decir, pero al contrario, no es lo mismo un vino que utilice un buen tapón de corcho para darnos una calidad excelsa (más o menos del estilo de Gruart La Mancha, empresa que os hemos dejado enlazada por si queréis echar un vistazo a su Web) que un caldo que tenga un tapón en malas condiciones o de calidad lamentable. La diferencia es muy notable, te lo podemos asegurar.
Y como el caso de los tapones podemos poner un montón de ejemplos más. Sin ir más lejos, pensemos en nuestros platos de comida. Todos sabemos que nos gusta probar cosas nuevas, que lo de la comida oriental nos encanta y que algunos sabores y texturas nos sorprenden, agradablemente además. Pero da la casualidad que cuando nos ponen por delante un humeante guiso casero no podemos resistirnos a él, y de repente todas nuestras megalomaníacas maneras de esnob se diluyen ante el olor de un plato de siempre.
Por eso ahora mismo los restaurantes y bares están optando por volver a la tradición más genuina, esa que siempre hemos tenido en nuestro país y que nos dice que la dieta mediterránea, los platos de cuchara, el pescado fresco bien hecho, los guisados de carnes de calidad, el jamón bien curado y el queso potente pueden combinar a la perfección con nuestro teléfono de última generación y con esa tablet último modelo con la que tanto fardamos. Sí, definitivamente llevarnos a la boca una copa de buen vino (y es bueno gracias a que el tapón lo es, recordémoslo) y maridarlo con un pescado rebozado con artesanía, un embutido fresco y recién cortado o unas patatas guisadas con varios elementos vegetales y animales es, sin duda, una catarsis de sabor tan excelsa que no hay tuit en el mundo que la pueda explicar.